
CONTAMINACION POR MERCURIO
Agosto, 2004. Los fetos, los niños, y los jóvenes son los individuos de mayor riesgo a daños en sus sistemas nerviosos debidos al mercurio. Los nuevos estudios demuestran que la exposición a mercurio puede también dañar sistemas cardiovasculares, de defensa, y reproductivos. Una exposición baja pero crónica a mercurio durante el periodo prenatal o en los años de lactancia retrasa el desarrollo y produce peores resultados en las pruebas de atención, de habilidades motoras finas, de lengua, de habilidades espaciales visuales, y de memoria verbal. En altas concentraciones, el mercurio puede causar retraso mental, parálisis cerebral, sordera, ceguera, e incluso la muerte.

La principal causa de exposición humana al mercurio se debe a la ingesta de pescado contaminado. Cuarenta y cinco de los 50 estados han publicado recomendaciones de consumo que limitaban la ingesta de peces capturados localmente debido a su alto contenido en mercurio. Nuevos análisis de muestras de pescados recogidas por la Agencia de Protección del Medio ambiente de Estados Unidos (Environmental Protection Agency - EPA) realizados en 500 lagos y reservorios de todo el país, detectaron mercurio en cada una de las muestras. En el 55% de ellas, los niveles del mercurio excedieron el límite de "seguridad" de la EPA para una mujer de peso medio que come pescados dos veces por semana, y el 76% de los resultados excedieron los límites previstos para niños de menos de tres años. Cuatro de cada cinco depredadores de peces, -esas especies situadas por encima en la cadena alimentaria, tales como el atún o el pez espada-, excedían los límites.

Las centrales eléctricas de combustión de carbón como causa de la contaminación por mercurio
La mayor fuente de contaminación por mercurio son las centrales eléctricas de carbón. El mercurio emitido por estas instalaciones es transportado en el aire y se deposita en cualquier lugar situado a cientos de kilómetros de las chimeneas, a través de las fronteras y en cualquier continente por lejos que esté de su fuente. Los procesos biológicos alteran gran parte del mercurio depositado, su composición pasa a ser metilmercurio, una potente neurotoxina que los seres humanos y otros organismos absorbemos fácilmente. El metilmercurio se traslada fácilmente hasta los niveles más altos de la cadena alimentaria acuática, acumulándose cada vez en concentraciones más altas a medida que sube de nivel. Las mayores especies acuáticas despredadoras contienen los niveles mayores de mercurio, que es trasladado directamente a los que se las comen. Desde que se inició la revolución industrial, la contaminación del medio ambiente por mercurio se ha triplicado. Las 600 centrales eléctricas de carbón más en Estados Unidos, que producen más de la mitad de la electricidad del país, queman mil millones de toneladas de carbón y emiten 44 toneladas métricas de mercurio al aire cada año. Las centrales eléctricas generan 36,7 toneladas métricas adicionales de contaminación del mercurio en forma de basura sólida, incluyendo las cenizas y el lodo de los filtros, y 9 toneladas métricas de mercurio provinientes de la "limpieza" del carbón antes de ser quemado. En resumen, las centrales eléctricas de carbón de Estados Unidos contaminan el ambiente con unas 90,7 toneladas métricas de mercurio anualmente (90.719 kg).
Otros residuos contaminantes de las centrales eléctricas de carbón
Los residuos sólidos de las centrales eléctricas de carbón también contienen metales pesados como el arsénico, el selenio, el cromo, y el cadmio; compuestos orgánicos carcinógenos; y elementos radiactivos. Estas toxinas pueden lixiviar en corrientes y fuentes de agua subterránea, amenazando a la salud de la gente. Otras emisiones atmosféricas de la quema de carbón incluyen dióxido de sulfuro (SO2), dióxido de carbono (CO2), partículas en suspensión, y óxidos del nitrógeno (NOx), que alternadamente generan el ozono de superficie. El SO2 y el ozono son gases altamente corrosivos que generan problemas respiratorios y contribuyen a los nacimientos de bajo peso y a la mortalidad infantil creciente. El SO2 y los NOx son también causantes primarios de lluvia ácida. El CO2 es el principal gas responsable del efecto del invernadero que está calentando el planeta. Los daños provocados por las partículas en suspensión generadas por la combustión de carbón en el sistema respiratorio son largamente conocidas. Una investigación reciente ha demostrado que, además, la materia particulada de menor tamaño aerotransportada también puede traspasar de los pulmones a la circulación sanguínea, provocando enfermedades cardiacas, ataques de corazón, apoplejías, y muerte prematura.